Skip to main content

¿Qué es lo primero que se te cruza a la mente cuando escuchas la palabra “Trastorno Bipolar’’? ¿Una persona que sufre de cambios de ánimo de manera inmediata?

De ser así, estás muy cerca de acertar con la definición.

El trastorno bipolar es un trastorno mental que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo. La persona que sufre un trastorno bipolar pierde el control sobre su estado de ánimo y éste tiende a describir oscilaciones más o menos bruscas, que van desde la euforia patológica a la depresión. En este sentido cabe señalar, que todos tenemos oscilaciones anímicas normales. No obstante, en los trastornos bipolares estas variaciones del humor son extremadamente intensas y se mantienen varios días, incluso meses y años en el tiempo y no están relacionadas con situaciones del exterior (duelos, problemas económicos y separaciones, entre otros).

LOS TRASTORNOS BIPOLARES SE CLASIFICAN EN FUNCIÓN DE SU TIPO DE PRESENTACIÓN. SE DIVIDEN PRINCIPALMENTE EN:

1. Trastorno Bipolar Tipo I:

Ha habido al menos una fase maníaca que ha durado más de una semana. Algunas personas con Bipolar I tendrán solamente fases maníacas, aunque la mayoría tendrá también períodos de depresión.

2. Trastorno Bipolar Tipo II:

Si se tiene más de una fase depresiva severa pero solamente fases maníacas moderadas. Para considerar que una persona está presentando un episodio de manía tienen que darse al menos cinco de los siguientes síntomas:

  • Disminución significativa en las horas de sueño: La persona no siente la necesidad de dormir
  • Aceleración del pensamiento
  • Hiperactividad, planificación de actividades placenteras
  • Alteración del habla: Verborrea
  • Distraibilidad
  • Grandiosidad
  • Impulsividad, irritabilidad
  • Síntomas psicóticos: delirios y/o alucinaciones (solo se pueden dan en episodios de manía)

Los episodios mixtos presentan síntomas maníacos y depresivos de forma simultánea. Los síntomas más característicos son: Hiperactividad, aceleración del pensamiento, ideación depresiva (sentimientos de inutilidad, falta de ilusión, culpa), comportamiento desordenado, irritabilidad, ansiedad, cambios bruscos del humor y alteración del patrón de sueño.

Para considerar que una persona está presentando un episodio depresivo tienen que darse al menos cinco de los siguientes síntomas, durante, al menos, 2 semanas:

  • Disminución significativa en las horas de sueño: La persona no siente la necesidad de dormir
  • Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días, indicado por el relato subjetivo o por observación de otros.
  • Marcada disminución del interés o del placer en todas, o casi todas, las actividades durante la mayor parte del día, casi todos los días.
  • Pérdida significativa de peso sin estar a dieta o aumento significativo, o disminución o aumento del apetito casi todos los días.
  • Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
  • Agitación o retraso psicomotores casi todos los días.
  • Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
  • Sentimientos de desvalorización o de culpa excesiva o inapropiada (que pueden ser delirantes) casi todos los días (no simplemente autorreproches o culpa por estar enfermo).
  • Menor capacidad de pensar o concentrarse, o indecisión casi todos los días (indicada por el relato subjetivo o por observación de otros).
  • Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor de morir), ideación suicida recurrente sin plan específico o un intento de suicidio o un plan de suicidio específico.

Si tú o alguna persona cercana a ti está experimentando algunos de estos síntomas, ¡hay una solución!

Es tiempo de hablar, contáctanos al 787.714.2462.